Cumbre de las Naciones Unidas sobre Refugiados y Migrantes
19 de septiembre de 2016
“Estoy aquí para exhortarles a que defiendan una sociedad libre de xenofobia y racismo. A que defiendan los derechos de personas vulnerables que han abandonado todo lo que jamás han conocido.”
Zeid Ra’ad Al Hussein, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos
Todos los días, migrantes de todas partes del mundo cruzan o intentan cruzar fronteras terrestres, aéreas y marítimas para huir de la pobreza, la discriminación, la persecución, la violencia, la falta de acceso a sus derechos, comprendidos la salud, la educación y el trabajo decoroso, las consecuencias del cambio climático y otros factores medioambientales, o para reunirse con sus familias. Muchos de ellos se desplazan por una combinación de estos motivos.
El mundo presencia un nivel histórico de movilidad humana precaria y de gran escala: cada vez son más los refugiados y migrantes que abandonan sus hogares, viajan por rutas peligrosas en busca de seguridad y dignidad, y a menudo se enfrentan al abuso y la explotación durante el trayecto y en su lugar de destino.
Asimismo, se manifiestan otras tendencias alarmantes: la migración es objeto de penalización y son cada vez más los Estados que adoptan una respuesta militar ante los amplios movimientos de población, lo que abarca el refuerzo de los obstáculos fronterizos, el aumento del número de detenciones y devoluciones aceleradas; el relato público hostil y a veces abiertamente xenófobo sobre la migración se ve reforzado por políticos y otras figuras públicas ansiosas de obtener réditos electorales y otras ventajas usando a los migrantes como chivos expiatorios; se divide a los seres humanos en dos categorías, la de los que “se lo merecen” y la de los que “no se lo merecen” y se confronta entre sí a personas vulnerables.
Los derechos humanos son prerrogativas inalienables que ostentan todos los seres humanos. Cada migrante y cada refugiado, incluso en el contexto de movimientos masivos de población, es titular de derechos humanos y tiene la facultad de reivindicarlos. Con independencia de los motivos que las personas tengan para cruzar fronteras internacionales, de cómo lo hagan y de cuál sea su país de origen, los Estados tienen obligaciones vinculantes hacia todos los migrantes y refugiados, en todas las fases de su migración.
En la Cumbre de las Naciones Unidas sobre Refugiados y Migrantes, el mundo debería unirse en torno a un plan: la promesa solemne de proteger los derechos humanos de todas las personas que se desplazan –refugiados y migrantes-. Los Estados deberían comprometerse a poner fin a los arrestos por motivos migratorios, en particular de los niños, mediante la aplicación de medidas alternativas a la detención; a contrarrestar la intolerancia hacia los migrantes y su marginación social, mediante iniciativas permanentes orientadas a fomentar la empatía y oponerse a la discriminación y otorgar protección específica a todos los migrantes que se encuentren en situación de vulnerabilidad.
Si desea información adicional acerca de la Cumbre, sírvase visitar el sitio web oficial:
https://refugeesmigrants.un.org/es/summit-refugees-and-migrants
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